Pont d’Espagne es una auténtica zona de recreo en medio del Pirineo. Cada día miles de personas se agolpan junto a los ríos, recorren sus pistas y retozan en los prados. Todo esto dentro de unas pequeñas pistas de esquí y acondicionando el terreno para recibir a tantísimo visitante: teleféricos, bares, albergues, refugios y vallas por todas partes. Curiosamente no es posible abrir vías de escalada sin previa autorización del Parc National. Increíble, los que ya habéis estado allí sabéis bien de lo que hablo.
Un poco más allá, pero sin escapar totalmente del bullicio turístico, encontramos un buen número de sectores en excelente granito y medio escondidos por el bosque (casi todos). Estos nos deparan unas bellísimas escaladas, normalmente en grados bajos y de un largo. Una bonita excepción la constituye la pared del Campanule, con vías que pueden alcanzar y superar ligeramente los 100 metros. Muy buen lugar para iniciarse en el granito, en las vías de más de un largo o, disfrutar de los desplomes con buena presa que nos ofrece el sector Asphodelle.
La cercanía de la civilización permite ciertas concesiones mundanas, como tomar una cerveza (no barata) entre vía y vía.
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