miércoles, 14 de agosto de 2019

PEDRA RISCADA - MADRUGATOR













 
La idea del viaje era ir a un bonito lugar con mucha roca y pocas vías. Este parecía tan bueno como otro cualquiera, cumplía los requisitos y además en algunos puntos sobrepasaba los 1.000 metros. Ideal.
Por dónde empezar es tarea compleja, ver de que va el tema, hacerte al lugar, a la roca, a la temperatura….
Tras una vuelta completa a toda la Pedra para ver posibilidades y tener controladas las pocas vías abiertas, nos decidimos por unas sencillas placas situadas cerca de la pista y a las que es fácil legar, no siempre sucederá lo mismo.
Por un lado Remi y yo, y unos metros a la derecha Marta y Mija. Al cabo de un rato también aparecen Fanny y Dany que se recrearan en una línea mas a la izquierda, pero cerca, aunque a ellos no les vemos porque la pared cambia ligeramente de orientación.
El rollo es lo que parecía, adherencia y pequeños agarres, muuuy pequeños. Eso si, la piedra es muy adherente y da confianza. Lo que no da tanta confianza son algunas protuberancias que se van rompiendo de tanto en tanto. Por otro lado, el calor no ayuda demasiado, es soportable y se va nublando de vez en cuando, hoy aún.
El rollo es ver cuantos metros somos capaces de subir sin seguros. Como siempre, dependerá de la dificultad y de la sangre fría de cada uno, pero hay de todo.
La escalada se desarrolla fluida y sin muchos problemas, salvo los típicos en este tipo de escalada. Colocas un seguro, casi cayéndote y super pillado, pero en cuanto pasas la cuerda por la cinta, te puedes soltar de manos y de repente todo se tumba más. Cosas del granito.
La jornada va tocando a su fin y terminamos uniéndonos con la vía de los compañeros. El terreno nos obliga a ello, puesto que la vegetación comienza a aparecer por totas partes y únicamente queda libre un pasillo y es justo ahí.
Ellos la dan por finalizada aquí, donde acaba lo tumbado, bueno tumba aún más hasta llegar a una gran repisa. Nosotros queremos llegar al final, así que les pedimos que dejen fija alguna cuerda en los largos inferiores y también fijaremos las nuestras el tramo que nos den de si.
Al día siguiente remontamos y aún nos toca escalar un largo hasta llegar al máximo punto alcanzado.
Un largo fácil y llego a la gran repisa central. Es boscosa y un misterio lo que nos depara mas arriba. De momento se puede atravesar a la derecha sin problemas y por terreno muy despejado.
A partir de aquí la cosa se endereza, eso ya lo vimos. El misterio es si habrá presa. Comienzo a subir y…chollo, hay mas agarres que en la zona inferior. Espolón-canalizo-espolón y, tras los 60 metros más bonitos de toda la vía instalo la octava reunión al pie de unos resaltes verticales y lisos.
Por suerte, y trazando unas travesías a izquierda y derecha vamos salvando lo liso y podemos progresar en escalada libre de dificultad asequible.
Al final nos quedamos sin material ni baterías a unos 15 metros de la cima de la pared. Aquí damos por finalizado nuestro itinerario y para abajo.
Hemos constatado, entre otras, dos constantes de la escalada aquí: no hay ni una sola fisura, por lo tanto el 100% del aseguramiento es a base de chapas; la montaña es abrupta por todas sus vertiente, y dónde no lo es, puede hacer selvas intransitables, por lo tanto habrá que bajar en rápel de todos los itinerarios. En todos los rápeles se colocó un mosquetón y un trozo de cuerda para unir las dos chapas. Para futuras repeticiones, prever repuestos en abundancia.
Si a alguien le apetece finalizar la vía hasta arriba, perfecto.
Madruga es el nombre de la simpática perrita del refugio que nos recibía, muy contenta, cada día.
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