Esta pared era visible desde el campamento
pero de perfil. A mi me parecía bastante atractiva y digna de visitarse para
ver sus posibilidades. El resto del grupo estaba entre "bueno se puede
mirar" y la total indiferencia.
Ya empezábamos la cuenta atrás de nuestra
estancia. Edu Sanchez se habia marchado porque se le acabaron los días y Santi
también, por dolorosos problemas con sus muelas.
Ferran, Edu Español y yo reculamos por la
pista hasta situarnos bajo la pared, que se intuye atractiva. Ascendemos, bastante
cómodamente hacia ella y cuando llegamos allá coincidimos en decir: “pero como
no hemos venido antes aquí?”
La pared es muy estética con algunos
diedros, lajas y placas muy escalables que cuentan con setas, regletas y
agujeros. Algo totalmente atípico por estas rocas. Recuerda mucho al Pájaro de
La Pedriza pero de 300 metros.
Lo malo es que solo nos quedan 15
expansiones que tampoco dan para mucho. A ver que se puede hacer.
Tras escrutinar concienzudamente todas las
posibilidades, nos decidimos por el enorme y evidentísimo diedro de la derecha.
Un paso bien desplomado y una pequeña
plaquita nos dejan en una zona tumbada. Aquí el terreno nos permite atravesar
fácilmente a la derecha para entrar al diedro y evitar los desplomes que
defienden la entrada al diedro.
Ferran se curra magistralmente todo el
diedrazo que será un buen 6b de 60 metros y donde se coloca todo en material que
lleves. Con un sprint final de pies lisos y presas en la pared de la izquierda.
Una duda resuelta.
Seguimos por una larga travesía a a
izquierda que nos aleja de sitios lisos o desplomados y nos deja en la parte central
de la pared. Desde abajo y según que perspectiva parecía casi imposible, al
final sólo se trata de seguir unas repisas faciles que nos llevan a unos
preciosos diedros de V+. A estas alturas hemos colocado muy pocas chapas y yva
tomando forma la posibilidad de abrir otra vía, que se ve preciosa, mas a la
izquierda. Edu y Ferran se decantan hacia allá en varias ocasiones para ir
perfilando el futuro itinerario y contar las chapas mínimas que necesitaríamos.
Parece factible.
Continuamos para arriba siguiendo en
fisuras intercaladas por placas y escaneando todasw las posibilidades. La
escalada sigue sostenida en el V+.
Y llegamos al tramo final de la pared.
Esta hace un poco de triangulo invertido y terminan uniéndose todo en una
arista muy compacta y estilizada a la que denominamos la trompa den elefante.
Dos largos en adherencia pura recorren dicha arista. La verdad es que no es
difícil pero si impresionante. Ha quedado muy expuesta, la verdad es que pase
bastante miedo abriéndola, rollo “mete una chapa se ve fácil, tira para arriba
sin mirar abajo y hasta la reunión y, sobre todo, no se te ocurra mirar para
abajo”.
Si para el primero resulta expo, para los
segundos no lo es menos. Como la arista es delgada y no hay seguros, la cuerda
pasa a derecha o izq, tu eliges hacia donde quieres darte el gran columpio en
caso de patinazo. Hacia la derecha una placa sin final y un péndulo de mas de
10 metros. Hacia la derecha menos péndulo pero choque contra un diedro. Tu
decides.
La bajada tampoco la teníamos clara,
creíamos que habría una canal hacia la derecha y no. Resulta que había una a la
izquierda, tiesa pero que nos permitió regresar a la base de la pared sin hacer
ningún rapel.
Alimentados por nuestra emoción de haber
descubierto Eldorado, al siguiente día la repitieron Anna, Oriol e Iker y no
les gusto demasiado...sosos.
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