Ese día habíamos quedado para ir al Penyagolosa, lástima que a mitad de camino el coche hace puf-fiuu y deja de andar. Grúa y vuelta al punto de partida, quedará unos días en el mecánico.
Improvisando y amoldándonos a la nueva situación, Mija, Mampel y compa me recogen en Orpesa y marchamos hacia Montanejos.
Le propongo ir a abrir la línea que me tenía mirada en el Morrón. Comienzo cerca de la Central y las presas me derivan ligeramente hacia la izquierda en dirección a un marcado diedro, hasta que encuentro vestigios de otro itinerario, vaaaya. Me desvío hacia el lado contrario y abandono la idea original. Sigue Mija y vuelve a encontrar vestigios que van en busca del gran cordino azul con mosquetón que había visto cuando la central. Desvelado el misterio, el proyecto va en busca del diedro más bonito y con mejor roca de esta parte de la pared. Abandonamos la idea original (el diedro) y nos decantamos claramente a la izquierda, en busca de otro paralelo y más cutre. Finalmente escaqueamos la parte inicial, más a la izquierda aún, por mala apariencia de la roca. Continuamos ascendiendo un poco decepcionados, aunque aún va saliendo una vía bastante digna, sin ser lo proyectado inicialmente. La última reunión la emplazo en el gran agujero de la Infante pero en su otro extremo. Quien la repita verá que está ubicada en un lugar un poco extraño, puesto que luego continuaremos por la derecha y para ir bien, el asegurador debe bajarse bastante. Yo quería salir recto por la fisura desplomada pero Mija (con más cabeza) lo hizo por la excelente placa de la derecha. Finalmente y tras un repaso de limpieza (aún queda) creo que es una vía recomendable.
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