Se avecina una tormenta, pero esperemos que se retrase muuucho más de lo previsto. ¿Porqué los políticos se empeñan en destrozar lo que está bien? Desde siempre hemos venido disfrutando de todos los rincones del Montsec, desde los más transitados y famosos hasta los más recónditos y salvajes. De paredes y rocas escondidas a kilómetros de la civilización, de pistas con incierta salida, de caminos medio perdidos con sus pinxos y sus selvas, de incontables vivacs a la luz de la luna o embutidos en el plumas dentro del coche y bajo un cielo gélidamente invernal.
¿Qué supone un parque? Lo mismo que todos: prohibiciones, regulaciones, cierre de pistas, etc, etc y etc. Ya hay demasiados, demasiados terrenos regulados. Cada vez estamos más ahogados entre ciudades y parques, al final no nos quedará nada. Como siempre, los intereses económicos de unos pocos prevalecen sobre la montaña, auspiciados por lo políticamente correcto.
Ya no quedan anarkistas, quizás poco a poco renazcan las utopías del pasado, al final Jean Michel tendrá razón.
¿De quién quieren proteger la montaña? De ellos mismos probablemente, pero de rebote sólo salimos perjudicados los de siempre. Que vivan en la montaña, que sientan en su cara el sudor, el frío, el granizo, la noche y sin llegar al coche. Que sientan en su cuerpo la sed, el hambre, el agotamiento. Que sientan en su espíritu la primavera, el otoño, la hierba, la roca, los bichos. Así durante días y días y durante años y años.
Sólo entonces estarán en condiciones de decidir moralmente sobre el futuro de las montañas y sólo entonces, seguramente, las dejarán como están.
ANTIPARKES for ever.
¿Qué supone un parque? Lo mismo que todos: prohibiciones, regulaciones, cierre de pistas, etc, etc y etc. Ya hay demasiados, demasiados terrenos regulados. Cada vez estamos más ahogados entre ciudades y parques, al final no nos quedará nada. Como siempre, los intereses económicos de unos pocos prevalecen sobre la montaña, auspiciados por lo políticamente correcto.
Ya no quedan anarkistas, quizás poco a poco renazcan las utopías del pasado, al final Jean Michel tendrá razón.
¿De quién quieren proteger la montaña? De ellos mismos probablemente, pero de rebote sólo salimos perjudicados los de siempre. Que vivan en la montaña, que sientan en su cara el sudor, el frío, el granizo, la noche y sin llegar al coche. Que sientan en su cuerpo la sed, el hambre, el agotamiento. Que sientan en su espíritu la primavera, el otoño, la hierba, la roca, los bichos. Así durante días y días y durante años y años.
Sólo entonces estarán en condiciones de decidir moralmente sobre el futuro de las montañas y sólo entonces, seguramente, las dejarán como están.
ANTIPARKES for ever.
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ResponderEliminarjoer
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igual de tant donar-nos pel sac ens inclouen com a "especie a protegir"...
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No et precipitis. El que s'acosta no és la declaració d'un nou parc natural (el proper de la llista, i aqust si que va en serio, és el de Prades), el què s'acosten són les eleccions i s'ha de fer soroll......
ResponderEliminarNo nos pase ná. Es igual los que estén, en este aspecto todos seguirán las mismas directrices.
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