domingo, 6 de septiembre de 2009

MAUPAS - ILBERA











Al siguiente día el despertador no funciona correctamente y nos levantamos 1,30 h. más tarde de lo previsto. Nos dirigimos hacia la pared, con una aproximación más cómoda de lo que en principio parecía. La duda estaba en que vía escalar, llevábamos varias reseñas porque, inicialmente queríamos escalar la Ilbera, pero si el nevero de entrada planteaba problemas (bambas) iríamos a alguna de las vías situadas más a la derecha.
Elegimos esta vía porque, tras un pateo de 4 horas, escalar un itinerario de 200 metros se quedaba como demasiado descompensado, en cambio hacer uno de 400 parecía más acertado. Luego descubres que no es del todo cierta esta apreciación, puesto que las vías de la derecha se ven bastante más interesantes, así es la vida.
Desde la Ilbera hacia la izquierda, la pared es tremendamente indefinida y ambigua, aunque la roca es de buena calidad, puedes subir por todas partes y encontrar el itinerario deseado puede ser una labor de chinos con resultados inciertos garantizados. Desde la Ilbera hacia la derecha la cosa cambia sensiblemente y las vías suelen recorrer sistemas de fisuras rectilíneos o identificables fácilmente desde abajo o a cierta distancia.
El descenso más recomendable es por los rápeles de la Cereza, reforzados con parabolts, y menos mal, porque las instalaciones iniciales (como de juguete) son realmente peligrosas. Aún así, el último no lo encontramos y aprovechamos uno de los numerosos anclajes de fortuna que la gente (perdidos como nosotros) han ido instalando.
Nos decidimos por la idea original, ya que el nevero, en esta época del año, es escaqueable por su derecha. La vía es buena en general, de montaña, fácil y con cierta exposición. Un ambiente grandioso nos envolverá en todo momento y hasta la R6, las roles están equipadas con pes expansivas inoxidables de Raumer, de las que es posible rapelar. Únicamente señalar que más bien se trata de una variante de la Jean Arlaud y que ambos coincidimos que hubiese sido mejor coger el espolón desde abajo del todo y atacar directamente las placas compactas que lo sostienen, consiguiendo así una vía totalmente independiente, más difícil pero completa. Pasamos un buen día, rematado con un final casi directo a la cima.
Arriba nos sorprendieron la cantidad de barras de hierro que hay tiradas por el suelo y los cercanos montajes que se ven en la vertiente contraria, que contrastan claramente con la bonita vertiente Aragonesa.
















































































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