Me confieso coleccionista empedernido de guías del Pirineo y procuro sacarles toda la información y el jugo posible. En este caso “Valle d’Aure, morceaux choisis”. Su lectura me incita a investigar esta pequeña y poco conocida pared.
Tras varios intentos frustrados por diversas causas, al final quedo con Rosa y Alex para subir hacia la base de la pared e intentar abrir una nueva vía.
Nos deslizamos, dando tumbos, a la izquierda de la ya existente.
La roca resulta de lo mas curiosa, una pizarra muy resbaladiza y sin apenas fisuras. Las placas de los dos primeros largos son bastante agradecidas (positivas), con regletas por todas partes, pero a partir de la R2 la cosa cambia, las aparentes regletas son en realidad placas inclinadas hacia abajo (negativas) que te obligan a escalar con vista y cuidado.
De la mitad para arriba la ascensión pierde interés por los tramos de hierba y la roca menos compacta de lo deseado. Pero el bonito ambiente compensa.
Llegados a la cima disfrutamos de estupendas vistas a 360 grados y para abajo. Tanto la aproximación como el descenso son extremadamente cómodos, por lo que intuyo que la vía tenderá a repetirse con cierta asiduidad.
Aprovecho la subida y dejamos todo el material escondido tras una piedra para mañana hacer algo mas.
Estoy trabajando en un libro que incluye esta zona, ahí aparecerá una reseña con todo lujo de detalles, la presentada aquí es meramente indicativa.
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