Eliminando poco a poco los sectores de vías largas a baja y media altitud, y tras haber escalado varios días en Barberine y alrededores, terminamos de analizar bien la guía y aparece esta opción. La pared se sitúa justo arriba de Barberine, al final del valle y lejos de verse desde abajo, deberemos entrar con el coche en territorio Suizo para ascender a la Presa de Emosson, dónde aparcaremos. Esta presa contiene, además una vía de 5 largos, enteramente con presas de plástico, que además desploma en su parte superior. Para poder escalarla deberemos obtener un permiso y pagar una tasa, pero no es esta la idea.
A partir de aquí entramos en lo que, para nosotros (en Pirineos) sería alta montaña, aquí son unas colinas sin importancia. Un pateo interesante, bonito y más largo de lo que parecía, nos deja al pie de la pared. Es lo que tiene el gneis, que no suele ser muy estético, desde abajo la pinta es de “no sé, no sé yo si habremos pringado de nuevo”. Es lo que tiene el gneis, que cuando es bueno, la escalada es un delirio para los sentidos. Iniciamos la vía con placas, esto pinta bien, parece que hemos acertado. En la parte superior no nos creemos la cantidad de bavaresas y fisuras que van saliendo a nuestro paso y, siempre, con el macizo del Montblanc como telón de fondo. Al final hacemos un pequeño balance y coincidimos en que ha sido la mejor vía escalada durante estas mini-vacaciones. No os la perdáis.
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