Cuando abrimos esta vía, en la parte superior nos desviamos un poco hacia la derecha, en busca de los grandes muros que desembocaban en la cresta final. Al llegar al pie, nos parecieron demasiado difíciles y con roca medio buena, pero no excelente. Aquí volvimos a desviarnos hacia la izquierda para situarnos bajo la excelente placa que constituyó el final perfecto para la vía. Este tramo se realizaba desencordado (bueno, al gusto de cada uno) pero resultaba un poco pesado. Al rapelar, en línea recta, apareció esta placa oculta y de buena calidad, que accedía directamente a la última reunión, evitando así el tramo de pateo.
En sucesivas repeticiones de la vía, cada vez veía más claro que había que desfacer este entuerto, pero daba un poco de pereza subir hasta allí arriba con todos los trastos, solo para un largo.
El otro día, y como parte de mi recuperación, con Juan Luis fuimos a escalar alguna vía larga pero fácil. Apareció esta opción, bajo la condición de enderezar aquí el itinerario, ya me encargaba yo de subir el material adicional, yendo de segundo. Y después de 8 años, la vía por fin, ha quedado redonda. El largo creemos que se trata de un 6bb (bien bueno) además a quedado con los pasos obligados, que no expuestos. Atención a no fiarse excesivamente del primer clavo, reforzable con sabinilla, aunque rápidamente se coge la primera chapa.
El descenso también a variado ligeramente a mejor y más rápido: una vez rapelado este largo, continuar bajando directamente por la canal pedregosa hasta que esta se estrecha, formando un embudo. Cuando se torna todo roca, localizar a nuestra izquierda una instalación. Rápel largo hasta la feixa de descenso.
El itinerario original sigue igual que antes.
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