lunes, 4 de noviembre de 2013
CANIGÓ - EMMÉNE MOI AU BOUT DU MONDE
Después de Marialles estaba claro que el siguiente lugar sería el Canigó/Barbet, situado a mayor altitud, en la otra vertiente y con ambiente más de montaña. Pasó el verano y de cara a Septiembre coincido con Manel Solis y el interés común de conocer un lugar nuevo para nosotros. La meteo es extraña y los partes van entre así-así y chungo, con un descenso muy notable de las temperaturas. Nosotros vamos igual y una vez allí ya veremos. En la pista ya flipamos con el cartel, parece que estemos en África. Del taco de reseñas con vías apetecibles, seleccionamos unas cuantas, cogemos material variado y subimos para arriba a ver que.
En el refu paramos un momento a conocer a Thomas, con quien había compartido algún mail, nos explica la aproximación y nos presenta la nueva vía que acababa de terminar en el Canigó. La niebla no anda lejos del refu, la paredes están despejadas. Le pregunto si subirá la niebla, un noooooo tranquilizante nos empuja a continuar para arriba.
A mitad de aproximación es siiii y la niebla nos engulle totalmente. No se ve más allá de 10 metros. Cuando el valle se cierra, intuimos la pared cerca (por el eco) pero no se ve absolutamente nada, así que decidimos abandonar (tampoco había otra). Escondemos el material en un bloque, tomando algunas referencias y colocando una fita cerca, Pasamos el día haciendo el perro helado en la furgo.
Al día siguiente amanece bueno y salimos disparados para arriba, Hace aire, frío y van viniendo nubes, así que nos decidimos por la cara este del Canigó que, al menos, le toca el sol por la mañana.
Si la pared del Barbet es bonita, estética y con ambiente, la del Canigó es casi todo lo contrario. Aunque la vía que la recorre se recomienda en la guía como guapa, la pinta es de bastante cutre, discontinua, indefinida, mala roca. De todas formas vamos, porque al menos aprovecharemos el poco sol que entre. Otra cordada hará lo mismo que nosotros.
Nos sorprende gratamente y, si ser una pasada de vía, creemos que por su belleza y ambiente merece ser incluida en la VVB. Escalada variada y prácticamente equipada, que va dando algunos tumbos para buscar los tramos más continuos y llegar a la cresta final. Una vez aquí se puede continuar a pie hasta la cima (más recomendable) o por la cresta un poco rotilla (más mantenido y estético). Nosotros optamos por la segunda opción.
En general grado bastante vidilla, para una vez que pasa.
Ni se os ocurra plantearos el rapel por la vía, aunque ponga que se puede y as reuniones Eten equipadas para ello. Algunos deben ir bastante en diagonal, está lleno de pirulos para que se enganche la cuerda y la bajada normal es super-cómoda.
Simbólicamente hubiera sido curiosa la casualidad de llegar a la cima del Canigó el 11 de Septiembre, pero el tiempo lo impidió y lo hicimos al día siguiente.
Pasamos bastante frío, así que mandamos a paseo el plan inicial de hacer varias vías y nos largamos a Oliana a pasar calorcita.
Queda pendiente el Barbet, lástima que esté tan lejos pero habrá que volver en pleno Agosto para asegurarse el tanto.
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