lunes, 24 de septiembre de 2012
ZULOS
En ocasiones dejamos la mochila en la montaña porque vamos a volver al día siguiente a escalar ahí de nuevo, o muy pronto; de esta manera nos ahorramos el acarrear de nuevo con todos los trastos para arriba. Aunque también nos exponemos a que actúe la ley de Murphy y se quede ahí más tiempo de la cuenta. Un día hicimos el Pilier SE de la Dent d’Orlú, bajando por la vertiente contraria, dónde nos esperaba otro coche (combinación perfecta). Como al día siguiente haríamos una vía en la cara este, dejamos la mochila al pie de vía para ir ligeros. Al día siguiente llovía a saco y el compa trabajaba al otro, por lo que nos tocó empaparnos y subir a por los bultos.
Normalmente los escondemos pero no demasiado.
Un zulo es ya es un escondrijo más elaborado en el que guardamos material que permanecerá ahí todo el verano o incluso hasta el invierno siguiente (como el de la foto). Bien porque es una pared relativamente alejada y queremos escalar varios itinerarios a lo largo del verano, bien porque estamos abriendo vías por la zona.
La gracia está en que no esté demasiado alejado de la pared, que el material quede bien protegido (este es el punto más difícil de conseguir) y que quede tapado perfectamente con piedras y adornado después con hierbecitas para que pase totalmente inadvertido aunque lo tengamos ante las narices.
Un consejo, si vais a tardar tiempo en volver, haceros un pequeño mapa con algún punto claro de referencia. Una vez tardé más de 30’ en encontrar uno de estos depósitos.
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