Llegados al Mallo la Mora, unos parapentistas nos deleitaron con pasadas rasantes a muy pocos metros de la pared, tan pocos que podíamos hablar con ellos, todo un espectáculo perfectamente organizado y sincronizado por los caracoles. Aprovechamos para hacer unas cuantas fotos. Descenso por la flamante ferrata inoxidable y, como aún queda un rato para que bajen las otras cordadas, aprovechamos para hacer los dos primeros largos de Inazio Cinto. En la primera tirada te tienes que aplicar buscando el itinerario más correcto y subiendo cuidadosamente por un corto diedro terroso. El segundo recorre un amplio espolón muy vertical y con alguna panza. La que marca el centro de la tirada resulta la clave, con dos pequeñas regletas disimuladas y de las que hay que tirar como un campeón. Un último paso en placa acaba con la poca pila que queda, ya que los dos pasos difíciles de más abajo no son nada evidentes y es necesario tantearlos antes, eso cansa. El punto rojo queda pendiente para la próxima, que la habrá.
Luego, gran cena unificadora.
Un abrazo de los caracoles majaras.
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