Defendidos por las cimas del Aneto y el Tempestades, los pequeños lagos de Llosas nos brindan con un extraordinario paisaje de relajante visión. Tras una tranquila hora y media de caminata, descubrimos el primero y más acogedor de estos lagos. La pared que cae inmediatamente hacia el y que, incluso llega a sumergirse en sus aguas, puede convertirse en parte de los sueños de cualquier escalador, especialmente si es ávido de nuevos horizontes. Pequeña pero de una belleza sin igual, seguramente valgan la pena esos 90 minutos de subida, e imagino que tarde o temprano alguien materializará sus sueños.
También sirven como puerta a las escaladas que desembocan en el Aneto por su vertiente Sur, así como a los cortos gendarmes Lucky-Jom.
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