Para terminar esta pequeña trilogía, llegamos al sector estrella, La Selva, llamado así por las ingentes cantidades de matojos que impedían el acceso a la pared. Inicialmente se construyó una ferrata para llegar desde arriba y, después, se trazó el actual camino que nos conduce al paraíso. Un rincón como pocos por la cantidad de buenos itinerarios que contiene, ninguno nos va a defraudar. Largas excursiones de continuidad que, a veces, rozan los 40 interminables metros de puro delirio agujereado. Escalada estética, atlética y con ambiente, dónde casi todos los números aparecen representados. Condenada a pulirse, a pesar de su roca abrasiva, pues es apto para todos los públicos, disfrutémoslo sin mesura hasta que llegue ese día.
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