Tras días de
preparación, como en cualquier viaje a países lejanos, nos marchamos hacia
Egipto. El principal motivo de la salida era escalar unos días en la zona de
Sainte Catherine, bajo el Monte Sinaí. Todas las referencias de amigos que
habían estado eran muy buenas.
Se trata de un
lugar enorme, y con muchas posibilidades, tanto de escalada como de apertura.
Se conforma el
grupo para escalar y abrir alguna vía, nos armamos de friends, clavos, 70
chapas, etc. y conformamos un buen grupo: Alfons Esterlich, Edu Sánchez, Hector
Sala y yo.
Recopilamos
información desde muchos puntos diferentes y compro la guía de escalada en el
Sinaí, sin duda alguna una de las mas malas del mundo. Siento decir esto pero,
tras pagar 40 €, no me sale otra cosa. Nunca sabes si tienes que caminar 5
minutos o 2 horas para llegar a una vía o sector, ni material necesario, ni
dificultad obligatoria, ni reseñas, ni casi nada.
Llegamos a Saint
Catherine y allí nos comunican que han prohibido la escalada, pero hace como 6
años. En ningún lugar hemos leído nada, ni tan siquiera en la guía, que es del
año pasado y donde aparecen reseñadas varias paredes (bueno decir reseñadas es
mucho, una foto con una ralla). Entramos en desespero pero es lo que hay. Tras
varios chanchullos los locales acceden a llevarnos a una de las paredes, que no
es ni de lejos atrayente para nosotros, al módico precio de 400€, calculando
por encima el coste de la vida allí, podían ser unos 2000€, únicamente por
acompañarnos a caminando hasta la base de la pared, situada a 1,30h. Como si e
acompañan hasta la base de Comalestorres por 2000€, una estafa en toda regla.
Les decimos que no y nos hacemos a la idea de que allí no escalaremos, una
verdadera pena.
El motivo de la
prohibición es que hubo un par de accidentes de escalada con rescates
complicados y caros. La respuesta institucional fue tan tajante como estúpida.
De paso también prohibieron caminar por la montaña, salvo una de las rutas que
suben al Mount Sinaí, repleta de turistas y gran fuente de ingreso local. Esta
fue la única actividad que hicimos allá. Subida nocturna con 20.000 turistas
mas y 500 camellos. Amanecer en la cima y para abajo. Muy bonito, pero viviendo
en el Pirineo, tampoco es para tanto.
Tras la estancia
allá Hector y Edu regresaban y nos quedábamos unos días mas Alfons y yo.
La idea era
bajar a Dahab, hacer algo de snorkel, alguna excursioncilla y escalar en los
sectores deportivos que aparecían en la guía.
Se convirtió en
el plan B por fuerza. De camino Edu sugirió irnos al cercano Wadi Rum, por no
alargar el viaje al final decidimos probar suerte en los sectores deportivos,
seguro que estaban bien y sería un buen destino exótico, graso error.
Dahab es un
lugar muy turístico y permisivo, encontramos cientos de chiringuitos de todos
los colores, cerveza, gatos, perros, turistas y pececitos de colores.
Primer sector
deportivo: deplorable, un granito patinoso, pleno de romos y con graduaciones
marcianas. De los últimos días que escalé en casa conseguí un 6c a vista, aquí
ya pillo en los V y no consigo escalar ni 6a. Deprimente y desagradable, no me
motiva ni siquiera a equipar nada.
El segundo
sector mejora algo pero tampoco demasiado.
Edu lo ve claro,
de repente se compra un billete de vuelta y desaparece. Nosotros hacemos lo
mismo y lo adelantamos 5 días, aún así agotaremos posibilidades.
Un par de días
de snorkel, yo como siempre, trago mas agua que Bob Esponja pero alucino con la
multitud de pececitos de colores, especialmente en el lugar mas famoso de los
alrededores: el Blue Hole.