Hacía años y años que me miraba estas atractivas paredes que dominan la Conca Dellà, era la cuenta pendiente junto a Sant Corneli. Por lo tanto ya tocaba. Vistas las vías abiertas (con garrotazo) y la calidad de la roca (que no sabías si sería buena o mala), ninguna llamaba verdaderamente mi atención, únicamente la Club Paraíso parecía que recorría una buena placa, pero el sello abc + la palabra expo me la quitaron de la cabeza. Entonces abrió Joan la Chiricaua, estaba bastante claro el tema.
El otro día, al fin, se conjuntaron los astros y fuimos con Juan Luis a repetirla. El lugar no me defraudó, la roca (a pesar de no ser excelente) tampoco y la vía (salvo el último seguro del tercer largo, que para ir bien habría que cambiarlo 3 metros a la derecha) tampoco. Le podríamos achacar que se hace demasiado corta, contad en llenar una mañanita de épocas calurosas o una tardecita si ya refresca.
Tras unas cuantas repeticiones más, las piedras sueltas acabarán por estamparse en el suelo y la vía ganará en calidad.
Para más detalles sobre el itinerario, aproximación y descenso: consultar el croquis.
Una cosa si que llamó nuestra atención: la bajada. En busca de la canal evidente, resulta que no lo era tanto. Bueno si, pero de entrada no lo parece. El caso es que empiezas a encontrarte cuerdas fijas, primero bien, con sus maillones y tal. Pero un poco más abajo, se conoce que alguien iba justo de presupuesto y unió las cuerdas al spit mediante el mosquetón más pequeño que encontró en la juguetería de cerca de su casa. Una cucada que ni para las llaves, si no lo ves no lo crees. Los mosquetones sin marca que decía el Tino Núñez, son la hostia de resistentes al lado de estos. Menos mal que es terreno afable y apenas coges la cuerda para guardar mejor el equilibrio (si no estuvieran, aquí pasarías igual). Lo peor es que un día te lo montan en un tramo vertical y meten lo mismo, yo seguro que no me cojo o lo refuerzo, pero alguien que no tenga idea de a lo que se está agarrando, puede salir bastante mal parado.
Los grados dados en la reseña fueron los que nos parecieron, tras escalarla a vista (salvo la panza del seguro citado anteriormente), pudieran variar ligeramente por la compleja morfología de la roca o si te vas un poco más aquí o un poco más allá.
El otro día, al fin, se conjuntaron los astros y fuimos con Juan Luis a repetirla. El lugar no me defraudó, la roca (a pesar de no ser excelente) tampoco y la vía (salvo el último seguro del tercer largo, que para ir bien habría que cambiarlo 3 metros a la derecha) tampoco. Le podríamos achacar que se hace demasiado corta, contad en llenar una mañanita de épocas calurosas o una tardecita si ya refresca.
Tras unas cuantas repeticiones más, las piedras sueltas acabarán por estamparse en el suelo y la vía ganará en calidad.
Para más detalles sobre el itinerario, aproximación y descenso: consultar el croquis.
Una cosa si que llamó nuestra atención: la bajada. En busca de la canal evidente, resulta que no lo era tanto. Bueno si, pero de entrada no lo parece. El caso es que empiezas a encontrarte cuerdas fijas, primero bien, con sus maillones y tal. Pero un poco más abajo, se conoce que alguien iba justo de presupuesto y unió las cuerdas al spit mediante el mosquetón más pequeño que encontró en la juguetería de cerca de su casa. Una cucada que ni para las llaves, si no lo ves no lo crees. Los mosquetones sin marca que decía el Tino Núñez, son la hostia de resistentes al lado de estos. Menos mal que es terreno afable y apenas coges la cuerda para guardar mejor el equilibrio (si no estuvieran, aquí pasarías igual). Lo peor es que un día te lo montan en un tramo vertical y meten lo mismo, yo seguro que no me cojo o lo refuerzo, pero alguien que no tenga idea de a lo que se está agarrando, puede salir bastante mal parado.
Los grados dados en la reseña fueron los que nos parecieron, tras escalarla a vista (salvo la panza del seguro citado anteriormente), pudieran variar ligeramente por la compleja morfología de la roca o si te vas un poco más aquí o un poco más allá.